Temperaturas Extremas y Autonomía: El Impacto del Frío y el Calor en la Batería del Coche Eléctrico
Las temperaturas extremas, tanto el frío intenso como el calor excesivo, pueden afectar la autonomía de la batería de un coche eléctrico.
Efecto del frío:
- Menor Eficiencia Química: Las bajas temperaturas ralentizan las reacciones químicas dentro de la batería, lo que reduce su capacidad para liberar energía de manera eficiente.
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Aumento de la Resistencia Interna: El frío aumenta la resistencia interna de la batería, lo que significa que se necesita más energía para mover los iones y se genera más calor internamente, reduciendo la energía disponible para la propulsión del vehículo.
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Consumo Energético para Calefacción: En climas fríos, se utiliza una cantidad significativa de energía de la batería para calentar el habitáculo y mantener la batería a su temperatura óptura de funcionamiento. Esto reduce directamente la autonomía disponible para la conducción.
Efecto del calor:
- Degradación Acelerada de la Batería: Las altas temperaturas, especialmente si son constantes, pueden acelerar la degradación química de la batería a largo plazo, reduciendo su vida útil general.
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Pérdida de Capacidad Temporal: Aunque no tan pronunciado como en el frío, el calor excesivo también puede provocar una ligera disminución temporal de la capacidad utilizable de la batería debido a la gestión térmica, que desvía energía para refrigerar el sistema.
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Consumo Energético para Refrigeración: Similar a la calefacción en invierno, en verano el sistema de aire acondicionado del vehículo y el sistema de gestión térmica de la batería consumen energía, lo que también impacta en la autonomía.
En resumen, los sistemas de gestión de batería (BMS) de los vehículos eléctricos están diseñados para optimizar la carga y descarga, así como para proteger la batería en temperaturas extremas. Sin embargo, en condiciones muy frías o muy calientes, la eficiencia y la autonomía pueden verse reducidas temporalmente.